"La iniciativa de celebrar el Día de la Biblioteca, surgió de la Asociación Española de Amigos del Libro infantil y Juvenil en el año 1997.
Desde entonces, no han dejado de dar a conocer y reconocer la labor de las bibliotecas, sus servicios, sus recursos profesionales y agradecer y reconocer la labor de los bibliotecarios y las bibliotecarias. A esta celebración, se ha ido sumando la sociedad entera y cuenta con la colaboración del Ministerio de Cultura y Deporte.
La Asociación Española de Amigos del Libro infantil y Juvenil pretende ser la mediadora entre la Biblioteca Pública, la escuela, el hospital, la Universidad, las diferentes administraciones y los ciudadanos, además de reivindicar la figura del bibliotecario como motor cultural en la sociedad.
Cada año, un ilustrador y un escritor se encargan respectivamente, de diseñar un cartel y escribir el pregón para esta conmemoración."
Este año el autor del cartel es Alfonso Zapico ( En 2012, su novela gráfica Dublinés fue galardonada con el Premio Nacional de Cómic) y el escritor Gonzalo Moure (Premio Cervantes Chico 2017).
Os invitamos a leer el pregón en las aulas el día 24 de octubre y que esta lectura, nos haga reflexionar sobre las bibliotecas y la lectura en el mundo y en nuestro entorno más cercano.
Pregón: EL DÍA DE LA
LUZ
Vengo
del desierto del Sáhara, de inaugurar una biblioteca. Está en Dajla, el más
alejado, el más olvidado de los cinco campamentos de refugiados saharauis. Es
la cuarta biblioteca que construimos, y es preciosa. En el centro hemos
plantado árboles, para que los niños y los jóvenes del Sáhara puedan
experimentar el gozo de sentarse a su sombra a leer un libro. No queremos que
esa biblioteca sea ningún “templo de silencio”, sino más bien un espacio para
del sonido, para el ruido. Una biblioteca que ya es el lugar más hermoso del
campamento. Un espacio para desear ir a buscar lectura, pero también amistad,
sueños compartidos. Incluso amor. Un lugar en el que enamorarse mirando unos
ojos por encima de un libro. Porque, al fin y al cabo, la biblioteca es el lugar
en el que se descubre al otro, de papel o de carne.
En
una película inolvidable, la mejor película de ciencia ficción de la historia,
2001, una odisea del espacio aparece un monolito cada vez que el hombre se
dispone a dar un salto cualitativo. Kubrick, su director, debería haber puesto
un libro en su lugar. Porque han sido los libros los que han marcado el ritmo
de los cambios del ser humano. Porque el libro es el laboratorio del hombre, el
lugar en el que se experimenta con emociones, descubrimientos, utopías,
apuestas. Somos lo que somos porque hemos pensado y escrito sobre cómo ser y
sobre cómo no ser. Y seremos lo que pensemos, lo que piensen y escriban las
próximas generaciones.
Así
que una biblioteca no es solo un lugar en el que invitar a leer, sino también,
o por eso, un lugar en el que invitar a escribir. Las bibliotecas del siglo XXI
son, pueden ser, tienen que ser el semillero de nuevas novelas, nuevos
monolitos, mojones de nuestro futuro. Si el siglo XX fue sin duda el siglo de
la lectura, el siglo XXI puede llegar a ser el siglo de la escritura, ya lo
está siendo.
Por
todo eso construimos bibliotecas en los campamentos del desierto. Porque no son
solo para los saharauis. Las paga nuestra sociedad civil, mediante socios
adultos, y mediante actividades solidarias en colegios, institutos y
bibliotecas. Y los alumnos y lectores que las sufragan se hacen conscientes de
lo extraordinario que es tener una biblioteca, aprenden a valorar la suya, a
defenderla. Cada biblioteca del desierto tiene detrás a miles de niños, jóvenes
y adultos que la han hecho posible con su pequeño esfuerzo. Sumando. Cada
lector saharaui tiene a su lado a miles de lectores, más conscientes de la
importancia de una biblioteca, porque con su trabajo se ha construido una, en un
clima y un lugar tan hostil.
Piensa
en tu biblioteca. Hubo un día en el que esa biblioteca no existía. Alguien la
soñó, luchó por ella, la llenó de libros y también de sueños. Hazte del equipo
de ese alguien que la hizo posible, lucha por un mundo en el que no haya un ser
humano que no tenga cerca una biblioteca, o un amoroso bibliobús. Que no haya
un solo niño, joven o adulto, que no roce la mano de una bibliotecaria que le
aconseje, que le oriente en el laberinto. Que es lo mismo que decir que no haya
un solo ser humano conectado a lo que fue, lo que es y lo que será.
En
tu mano hay millones de manos, estrechando la tuya, acompañándote en el camino.
Tiernas o callosas, pequeñas o grandes. En el libro que te espera en la mesilla
de noche o junto al sofá, hay millones de libros. Ingenuos o complejos,
humildes o lujosos. Pero todo preciosos. Conectados todos por un invisible hilo
de plata que une mano con mano, estantería con estantería, un hilo inacabable y
luminoso. Inacabable, y así sea. Hoy es el Día de la Biblioteca, que es lo
mismo que decir El día de la Luz.
Feliz
día, feliz siglo.
Gonzalo Moure
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